Si el
propósito del bloqueo a Cuba fue aislar a esa revolución y, de ese modo,
condenarla a la inanición; el reciente anuncio de apertura de relaciones
bilaterales entre USA y Cuba, ¿es el fin del bloqueo o el anuncio de uno nuevo?
Porque a partir de la caída del precio del petróleo, la nueva contraofensiva
occidental (contra los BRICS) contempla un nuevo bloqueo en ciernes; no se
trata sólo de una guerra declarada contra Rusia e Irán, sino también contra
Venezuela (y, en definitiva, contra el ALBA). Como consecuencia del desplome
inducido del petróleo, la revolución bolivariana parece perfilarse hacia otra
inanición, coadyuvada esta vez por una jugada geopolítica maestra de
Washington; pues el discurso antimperialista de Maduro se desinfla una vez que
Cuba “normaliza” sus relaciones con el Imperio.
En toda jugada estratégica, hay siempre un tercero, pero en el caso
presente, ya no se trata sólo de Venezuela sino de todo el ALBA, pues esta
decisión no sólo descoloca a los gobiernos de la región sino que nos muestra
que, en definitiva, más allá de la retórica integracionista, prima demasiado la
sobrevivencia propia. Desgraciadamente esa es la tónica en toda nueva
reconfiguración geopolítica global; todo se trata de sobrevivir en un nuevo
orden. Eso lo sabe muy bien el Imperio, por eso prefiere la bilateralidad y no
tratar con bloques conjuntos (que era a lo que apuntaba la creación del ALBA).
Más allá del triunfo moral que representa, para la isla, la admisión del
fracaso de la política gringa con respecto a Cuba, llama la atención el
desconocimiento que los gobiernos del ALBA tenían al respecto y, más aun, el
“oportuno” anuncio de Obama, en medio de dos cumbres latinoamericanas
importantes. Aunque no significa el fin del bloqueo a Cuba, en las palabras del
presidente Maduro –en el MERCOSUR– se podía conjeturar lo bloqueada que
quedaba, con esa decisión, Venezuela (¿será que para desbloquearse hay que
bloquear a otro?).
Para colmo, el silencio de Fidel hace más incómodo el asunto (¿también
habrá sido sorprendido como lo fue Maduro?); pues si ya se sabía del
pragmatismo político que venía mostrando el gobierno de Raúl Castro, nadie
podía sospechar un acuerdo de tal magnitud y, sobre todo, envuelto en medio de
una guerra híbrida que patrocina Washington, valiéndose de toda su
infraestructura financiera global. ¿Se precipitaron los presidentes o todo
formaba parte de una estrategia que preparaba USA después de que China le
arrebatara la iniciativa del libre comercio en el pacífico? Recordemos que el
reciente “Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico”, culminó con la creación
del “Área de Libre Comercio Asia-Pacífico”, donde China sienta hegemonía
incluso con los países del TPP y de la Alianza del Pacífico (bastiones de USA
contra el ascenso chino).