martes, noviembre 11, 2014

BOLIVIA: EL DESAFÍO DESPUÉS DEL TRIUNFO

Por Rafael Bautista S.
 Nadie podría negar el hecho de que Bolivia se ha vuelto un referente a nivel ya no sólo regional; lo cual ha permitido que las ideas que emergen del “proceso de cambio” repercutan de modo positivo en ámbitos hasta académicos. La descolonización, el vivir bien y el Estado plurinacional son conceptos ineludibles a la hora de referirse a los nuevos horizontes políticos que han inaugurado los pueblos de esta parte del planeta; horizontes que llenan ahora la orfandad utópica que la crisis del primer mundo arrastra como señal de su propio eclipsamiento civilizatorio. La aparición irreversible de un embrionario mundo multipolar, muestra la decadencia, ya no sólo del capitalismo, sino del horizonte cultural y civilizatorio que le dio origen: la modernidad.
La crisis climática es la denuncia más elocuente a una racionalidad que, en cinco siglos, ha desatado una multiplicación de crisis globales que arrastra a la humanidad a un punto de no retorno. La producción y el consumo modernos se hacen irracionales a la luz de la constatación de la finitud de los recursos naturales. La naturaleza no es infinita, es sujeto, Madre, en consecuencia, es un ser vivo y tiene derechos. En ese sentido, el “vivir bien” no es un slogan sino lo que se deduce de una relación de respeto y equilibrio entre ser humano y naturaleza: de la vida de la Madre depende la vida de los hijos. Una economía que, para producir debe constante y sistemáticamente destruir la fuente de donde emana todo lo que sirve para vivir, es una economía suicida; se vuelve una economía de la muerte. La forma de vida que patrocina esa economía es sólo vida para la codicia de algunos (el 1% rico del planeta) pero muerte para todos, incluida la naturaleza.
Lo que emana de Bolivia se refuerza políticamente por eventos como el que se vivió en las pasadas elecciones. Una vez más el compañero-presidente Evo Morales es depositario de la confianza del pueblo boliviano por una amplia mayoría y será cabeza estatal hasta el 2020. Pero pasado el triunfo, conviene la reflexión meditada de lo que se viene; pues si la primera gestión de gobierno estuvo amenazada por la resistencia fascista conservadora, la segunda se caracterizó por serias contradicciones que emanaron del propio gobierno y que dieron lugar, en esta última elección, a una disminución considerable del voto. No se trata de una “aplastante victoria”, pues los porcentajes bajaron considerablemente en el occidente del país (donde el MAS pasaba del 70% ahora sólo pasa del 60%), lo cual merece una detenida mirada de carácter estratégico, pues esta tercera gestión debiera de resolver las contradicciones que envolvieron la última gestión estatal.